El inicio del otoño en Chile coincide en gran medida con el regreso de las vacaciones de verano. Así, marzo, abril y hasta mayo, se vuelven meses de cambio y adaptación a nuevas rutinas, nuevos horarios, nuevo clima que afectan nuestra piel.
Muchas, con ganas de recuperar sus rutinas de cuidado facial y el mejor estado de su piel del relajo veraniego, experimentan una no menor frustración cuando ven que en sus rostros aparecieron (o peor aún) RE-aparecieron manchas en su cara que no estaban antes de las vacaciones.
“¡Pero cómo! ¡Si me embetuné sagradamente con protector solar a cada rato!” o “¡Pero si te juro que yo no me saqué el jockey, los lentes y estuve todo el rato abajo del quitasol!”, son frases bastante recurrentes al ver que las hiperpigmentaciones que durante el año estuvieron bastante controladas, reaparecen pese a haber tomado los cuidados indicados.
Bueno, la respuesta está conectada con varios fenómenos que hoy están muy exacerbados.
El primero y más evidente, es que es innegable que “el sol” de hoy no es el mismo de hace 20 ó 30 años atrás. La capa de ozono que filtra la radiación ultravioleta C, la más cancerígena de todas, se ha reducido entre el 0,5% y el 1% en todo el mundo y esto supone que pase mucha más radiación solar de tipo C a la tierra. Es decir, que una persona que va a la playa hoy, en un día, se quema, mientras que antes raramente lo hacía.
Otro factor importante es el llamado “Efecto Albedo”, que es la propiedad de un cuerpo para reflejar la luz. Cuánto más clara sea la superficie, mayor será la capacidad de reflexión.
Esto tiene relación con el ángulo en que llega la luz, qué tan lisa-rugosa o clara-oscura sea la superficie, entre otros factores, pero como dato general a considerar, la arena de la playa puede llegar a reflejar hasta el 17% de la luz y el agua del mar hasta el 25%. Por ello, no hay que escatimar en el uso de protección solar al realizar deportes o actividades náuticas y en la playa. Y también hay que tener también en cuenta que las sombrillas, quitasoles, viseras o sombreros no impiden la reflexión de la luz en esa superficie, por lo que de igual forma nos irradia por rebote hacia la cara.
Y el último punto, tiene que ver con la naturaleza del proceso de MELANOGÉNESIS o producción de melanina.
Aunque nos protejamos la cara con todo lo anterior, pero de igual forma nos “bronceamos” el cuerpo, las manchas que tengamos en el rostro se oscurecerán igual, porque el estímulo que genera el bronceado hace que la síntesis de melanina aumente a nivel general, no de manera selectiva o “segmentada”.
¿Qué podemos hacer para evitar o tratar esas manchas?
Pronto, en otro tema de nuestro blog, veremos cómo y con qué ingredientes es mejor tratar cada tipo de hiperpigmentación.