
Entrada Templo Sintoísta – Tokio, Japón
Como asiduos viajeros, fue en uno de estos viajes en que junto a Claudio, nos hizo más sentido la cosmética coreana. Su orientación ritualista, su mirada preventiva y no reactiva, complementaria e innovadora del cuidado facial, sus ingredientes ancestrales y exóticos… en fin! Todo comenzó a calzar.
En Octubre de 2014, pudimos visitar la Flag Ship Store de Shu Uemura (tienda cosmética japonesa) en Londres. Ahí, me fasciné con un concepto totalmente nuevo para mí y también para lo que se conocía en mi país por ese entonces: la “doble limpieza facial” (utilizar en la rutina de limpieza facial nocturna, primero un limpiador de base oleosa y luego uno de base acuosa).
Este simple gesto, al entenderlo en la simpleza del principio básico de utilizar primero la base oleosa (porque “el aceite atrae al aceite”) y luego un limpiador con tensoactivos, me pareció, al menos novedoso.
Fue así cómo poco a poco me internalicé en el mundo de la cosmética asiática, especialmente la coreana, que por ese entonces ya era boom en Europa (de hecho, Skin79 fue la primera tienda de Marca Coreana de cuidado facial instalada en Europa. Unos años más tarde, nosotros seríamos los primeros en traerlos a Chile). De este incipiente “descubrimiento” de la doble limpieza, empezaron a aparecer novedosas formas cosméticas, ingredientes naturales exóticos mezclados con mucha ciencia y tecnología aplicada a la química cosmética, y realmente se empezó a gestar un nuevo interés profesional.
Volvimos con la inquietud y en 2015 unimos ambas experiencias, Claudio en la logística y comercio internacional y yo en el marketing y comunicaciones, y formamos Belleza Coreana, materializando el sueño de traer a Chile de manera formal y directa, las mejores marcas de cosmética coreana. La primera: Skin79. Luego vendrían By Wishtrend y L’ador.
Al principio no fue fácil. En Chile aún no se conocía este boom de la cosmética coreana y éramos un nicho muy pequeño el que conocía y valoraba sus bondades. Cómo dato anecdótico, muchas veces nos jugó en contra nuestro propio y querido nombre: “Belleza Coreana”.
Poco a poco los prejuicios fueron cediendo ante la evidencia de la efectividad de los productos y las formulaciones. Fuimos descubriendo y conociendo personas que se iban haciendo verdaderos fanáticos de nuestros productos, más que sólo clientes.
Mi experiencia como periodista me sirvió para adentrarme a investigar y conocer más en profundidad el fenómeno, pero al poco tiempo fui sintiendo la necesidad por profundizar y aprender más, especialmente en dos ámbitos que me parecen cruciales para la formación en dermocosmética: Entender la piel y toda su fascinante estructura y, por otro lado, el mundo de los ingredientes cosméticos, la ciencia detrás de ellos y cómo hacer que una formulación cosmética, logre cumplir las promesas que declara.
Fue así como comencé a hacer cursos de química cosmética, cosmetología, nutricosméticos y otros afines. Durante la pandemia, estudié en Chile Cosmetología Avanzada y en Argentina la especialidad de Cosmiatría, que no se dicta en Chile. Y hoy, ad-portas de iniciar un nuevo desafío: un postgrado en Dermocosmética en la Universitat de Barcelona. Todo ello, con dos fines bien específicos:
Es cierto vendemos cosméticos, pero para mí y nuestro equipo, es mucho más que eso. Es lograr una experiencia feliz. Que el uso de nuestros productos realmente produzca una transformación: un cambio importante basado en buenas formulaciones y principios activos de primer nivel, que logren cumplir las expectativas que nos hagan sentir más cómodos en nuestra propia piel.
Por eso, nos atrevemos a decir que en Belleza Coreana TRANSFORMAMOS PIELES: de pieles opacas a pieles luminosas y bien hidratadas, de pieles con manchas a pieles más homogéneas, de pieles con rosácea activa a pieles calmadas y desinflamadas, de pieles con su función barrera alterada a pieles equilibradas.
Hoy no pienso lo mismo que hace algunos años atrás. Cada vez me importan menos las pieles de porcelana, hoy me importa que la piel esté sana y a través de una rutina de cuidado facial lograr su mejor estado. Con sus marcas, con sus imperfecciones, con su historia, pero en su mejor versión.
Esta es parte de nuestra historia que hoy seguimos escribiendo.